Irene / La Paz
Irene, la diosa de la Paz, personificaba la armonía social, la concordia entre ciudades y el bienestar que florecía en tiempos de tranquilidad. Hija de Zeus y Temis, hermana de las otras Horas (Eunomía y Dice), Irene presidía los períodos de prosperidad que seguían al cese de conflictos armados. Representada como una mujer joven coronada de flores, portaba una cornucopia rebosante de frutos y frecuentemente cargaba al niño Pluto, simbolizando cómo la paz genera riqueza y abundancia.
Los griegos veneraban especialmente a Irene tras guerras devastadoras, reconociendo que solo bajo su influencia podían florecer las artes, el comercio y la agricultura. Su presencia permitía que los campos fueran cultivados sin temor a saqueos, que los mercaderes viajaran por rutas seguras y que las ciudades invirtieran en belleza arquitectónica en lugar de fortificaciones militares. Los diplomáticos y embajadores la invocaban antes de negociaciones cruciales, pues su favor podía transformar enemigos ancestrales en aliados prósperos.
Mitos y leyendas
Durante la Paz de Nicias (421 a.C.) que interrumpió temporalmente la Guerra del Peloponeso, los atenienses erigieron una estatua colosal de Irene en el ágora, celebrando su retorno tras años de sufrimiento. El dramaturgo Aristófanes la inmortalizó en su comedia "La Paz", donde el protagonista vuela al Olimpo en un escarabajo gigante para rescatar a la diosa de una cueva donde la habían encerrado los demonios de la guerra. La liberación de Irene traía instantáneamente prosperidad y júbilo a toda Grecia.